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martes, 5 de abril de 2011

* INÉS *



No puede remediarlo, no.
Es escuchar una melodía que me gusta y mi pensamiento despliega sus alas blancas por completo.
Se despierta Inés y extiende sus majestuosas alas en un cielo cualquiera, que le invita a conocerlo.
Los pies dejan de tocar la tierra firme y el cuerpo se vuelve tan ligero como una pluma, flotando en el aire a su antojo.
Ya nada, de lo que deja atrás, le importa.
Sólo su vuelo, en pos de mares del color de las turquesas. Nubes de blanco algodón, en las que se para a contemplar la siguiente o la anterior.
El único testigo de su aleteo es el viento colándose en sus cabellos sinuosos, como si fuera una caricia.
La razón que le acompaña siempre, cambia cuando quiere, a voluntad según el cielo.

Es sonido de agua, avanzando por las rocas, sin destino ni final.
Es el ulular del viento, en la cima más recóndita de cuantas pudo imaginar, sin frío, ni temporales.
Puede sentirse tan etérea como el susurro de una guitarra, que despacito desgrana una bella canción.
Su piel se emociona rodeada de mil estrellas rutilantes, con la majestuosidad de su ensoñación elegida.
Y su alma rezuma paz, cada segundo de todos ellos.
Sus alas, las de sus sueños, son el modo de dejar atrás lo que no le gusta, para siempre.
Volar alto, muy alto, donde todo es calma y donde ella soy más ella.
Ella sola, sin preguntas ni pesares. Sin relojes, ni tormentas, vuela… porque le gusta.

AUTORA: Inés
PAÍS: España

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